La Vampira de Barcelona, la oscura vida de Enriqueta Martí.

La historia de Enriqueta Martí mezcla el misterio y el terror de unos actos atroces cometidos en la Barcelona de finales de 1800 y principios de 1900. Hoy en día la leyenda de la conocida como La Vampira de Barcelona forma parte de la historia negra de una Barcelona en plena revolución industrial, de la que pruebas de aquella época ocultas y calladas intencionadamente nos demuestran hoy la implicación de gente muy poderosa e importante de la sociedad barcelonesa.

Enriqueta Martí nació en Sant Feliu de Guixols el año 1868. Nacida en una familia muy pobre se sospecha que perdió a su madre siendo una niña. Su padre la instruyó en el dominio de las plantas medicinales tal y como era costumbre entre las mujeres de los pueblos. Pasados unos años su padre la mandó a trabajar a Barcelona, donde fue contratada por un arquitecto adinerado para que se ocupara de cuidar de sus hijos. La familia del arquitecto se mudó llevándose con ellos a Enriqueta. Aprovechó el tiempo que pasaba cerca de toda esa gente pudiente para ofrecer sus servicios relacionados con los remedios que preparaba, remedios de todo tipo y para todo que incluían el aborto de jóvenes hijas casaderas que no podían permitirse ser madre antes de casarse. En uno de esos abortos que practicó a una joven de familia de bien no pudo evitar su muerte en plena intervención. Aquel suceso se terminó ocultando para no manchar la reputación de esas familias y provocó que Enriqueta fuera despedida. Enriqueta volvió a Barcelona donde se vio en la más absoluta pobreza y obligada a ejercer la prostitución. Se casó en 1895 con un artista frustrado que tenía una herbolistería, pero esa relación fue como poco tormentosa separándose en varias ocasiones y reconciliándose en otras. Los motivos de la separaciones era la afición de su mujer por seguir visitando antros de la ciudad donde continuaba ejerciendo la prostitución. La pareja nunca tuvo hijos.


Enriqueta seguía relacionándose con hombres influyente gracias a la prostitución. Conocer perfectamente cuales eran sus gustos más raros y exclusivos le permitió prosperar en un negocio oscuro y muy demandado entre algunos miembros de la élite. Enriqueta aprovechó la super población de una Barcelona en la que era difícil sobrevivir, para embaucar y secuestrar a niños y niñas de familias muy pobres que ni siquiera se esforzaban en denunciar ni buscarlos porque era muy costoso mantener a los hijos. Esos niños y niñas eran vendidos a ricos pederastas. A otros los mataba, desangraba y descuartizada para vender la sangre a los enfermos de tuberculosis  (en aquel tiempo se creía en que beber sangre era un buen remedio para curar la tuberculosis), con los huesos los mandaba exprimir para extraer el tuétano y la grasa de los cuerpos, pelo, dientes, etc eran también aprovechados para cualquier cosa como pegamento o para engrasar maquinaria, a parte de utilizar ciertos ingredientes humanos para supuestas pociones medicinales. 

El secuestro de una niña fue el desencadenante del fin de los horrores de la Vampira de Barcelona. Sus padres intentaron mover cielo y tierra para encontrar a su pequeña, con la colaboración de los periódicos que sacaban la foto en portada. Por pura casualidad llegó a oídos de un policía el comentario de una vecina que aseguraba haber visto en la ventana de un piso donde vivía Enriqueta Martí a una niña con la cabeza rapada. Ese policía se las ingenió para subir al piso con una excusa concreta. Al abrir la puerta Enriqueta no tubo más remedio que dejar pasar al policía para no levantar sospechas ante las insistentes preguntas. Mientras el policía continuaba ganando tiempo una puerta se entreabrió, el policía se percató y la empujo para abrirla por completo descubriendo a la niña desaparecida días a tras. Un interrogatorio rápido a la niña le permitió descubrir a Enriqueta y detenerla. A partir de entonces es cuando la investigación de la policía saca a la luz pública una auténtica historia de horror.


En el piso de Enriqueta se encontraron restos humanos como huesos de niños, una especie de botica donde había almacenado sangre, pelo, uñas, cejas, grasa... presumiblemente de niños. El piso era muy pobre, pero tenía una estancia muy bien decorada, con las paredes en rojo, a parte de vestidos y joyas de alto valor. La niña rescatada declaró que había estado confinada en ese piso junto a tres niños más, a uno de ellos aseguró que Enriqueta lo acompañó hasta la cocina lo estiró sobre la mesa y con un cuchillo lo mató para después empezar a descuartizarlo. Enriqueta Martí por la mañana era una mujer pobre, que vestía con ropas muy pobres y por las noches se transformaba en una mujer digna de la burguesía, vistiendo de diseñadores exclusivos y con joyas de alto valor. En esas noches Enriqueta asistía a cenas y fiestas en las que los miembros más selectos de la burguesía catalana hacían aparición.  Era entonces cuando Enriqueta hacía funcionar su negocio terrorífico. Una auténtica empresa de los horrores a gran escala.

En vista de la cantidad de pruebas que encontraron en su piso de la antigua calle Ponent, la policía decidió registrar las anteriores viviendas donde había residido anteriormente en Barcelona. En todas y cada una de ellas se encontraron restos humanos correspondientes a niños. El marido de Enriqueta aseguró no conocer los crímenes y cuando la arrestaron que llevaban cinco años sin verse, pese a que vivían en la misma calle. Enriqueta terminó en prisión donde intentó suicidarse en varias ocasiones. Las presas aseguraban que un hombre vestido de negro visitaba la prisión a diario, hasta que La Vampira de Barcelona fue asesinada en el patio de la prisión, fue entonces cuando ese extraño hombre de negro dejó de aparecer.

Hay quién asegura que hubo presiones para liberar a Enriqueta, influir en la investigación, el juicio y sospechas que tras sus escabrosos negocios habían nombres muy importantes de la sociedad y política catalana. Tras la muerte de la Vampira de Barcelona los esfuerzos por apartarla de la noticia fueron notorios, pero la tragedia del Titanic consiguió de un día a otro eliminarla de las portadas. Vampira o no Enriqueta Martí es uno de los misterios más sorprendentes y sobrecogedores que podemos encontrar en la ciudad de Barcelona.


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