Fantasmas errantes en la estación de Tirso de Molina.

En el metro de la ciudad de Madrid existe una estación en la que el misterio se hace patente y que tiene como origen una historia aterradora. En la actual plaza de Tirso de Molina, antigua Plaza del Progreso, se situó hasta 1834 el Antiguo Convento de la Merced. En aquel momento se derribó ese convento dejando su cementerio intacto, solo sepultado por cemento que posteriormente daría lugar a la Plaza del Progreso. Un tiempo después se iniciaron los trabajos de construcción de una nueva estación de metro que pasaría justo por debajo de esa plaza. Durante su construcción algunos trabajadores huyeron atemorizados al comprobar como de una de las paredes del túnel que se construía empezaban a caer y asomar restos humanos. Aquellos restos eran los de los monjes que descansaban en el antiguo cementerio que se sepultó tras derribar el Convento de la Merced. Las autoridades de entonces ni públicas ni privadas supieron que hacer con aquellos restos, por lo que decidieron dejarlos allí escondiéndolos debajo del andén por el que transitarían miles de pasajeros.

Los rumores que circulaban a raíz de ese dramático descubrimiento y de la solución que se tomó para ocultar los restos, provocaron diversas historias de testimonios que aseguraban escuchar los lamentos de esos monjes más allá de la media noche en la estación de Progreso.

Los años pasaron y con ellos llegó el reconocimiento a uno de los monjes del antiguo Convento de la Merced llamado Tirso de Molina, al que se honró poniendo su nombre a dicha estación y a la plaza que había justo encima, pero con ello no terminaron las historias que se contaban. Una de las historias que más circularon entre los vecinos de la zona y los viajeros que acostumbran a utilizar la Linea 1 del metro de Madrid que pasa por Tirso de Molina, es una de esas historias que de ser ciertas seguro que muy pocos querrían verse involucrados en ella.

Cuentan que un día una joven se subió al último vagón del metro que esperaba en la estación. Era un final de jornada para el servicio del metro, por lo que dentro de los vagones así como de la estación había muy poca gente. La chica se sentó tranquila a la espera de que el tren arrancara. Al levantar la mirada observó como una mujer, que parecía escoltada por dos hombres, la miraba fijamente. Al principio pudo no darle demasiada importancia, hasta que notó que la mujer no le apartaba la mirada. Quieta y de pie en el vagón la mujer ni parpadeaba mirando a la chica que empezó a incomodarse mucho más. Antes de que la invadiera el pánico subió un hombre al vagón y se sentó a su lado, tras unos segundos notó lo incomoda que estaba la chica y con voz serena y tranquila le dijo: "No mires a esa mujer, ni tampoco le hables... ahora cuando yo me levante levántate tú también y sal conmigo del vagón sin ponerte nerviosa". La chica obedeció prácticamente sin pensar. Al salir las puertas se cerraron y el tren se puso en marcha, la chica y el hombre entonces respiraron tranquilos. En ese instante se dirigió a ella para explicarle lo siguiente: "Al entrar en el vagón vi lo mismo que tú, esa mujer estaba muerta y esos dos hombres la sujetaban... soy médium por eso lo he sabido nada más entrar"

Desde entonces no son pocas las personas que aseguran haber visto a la mujer muerta a última hora del servicio de metro en la estación de Tirso de Molina, vagando por los vagones acompañada por esos dos extraños hombres. ¿Verdad o leyenda urbana? Bueno supongo que quién asegura haber escuchado esos lamentos y haber visto a la muerta, sabrá lo que dice. A los demás solo nos queda comprobarlo por nosotros mismos.



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