Anécdotas de misterio

Una de las cosas que me gustan de algunas reuniones ya sea con familia o amigos es ese momento en el que sin saber como alguien suelta un "secreto", una confidencia vivida por uno mismo o alguien cercano relacionada con el misterio. Me sorprende lo rápido que se acaban confesando historias que a cada uno le han podido marcar o que pueden haber significado algo muy personal y que, tal vez no sea la primera vez que la cuenta pero cuando la cuenta se nota como mínimo la duda sobre si pudo tener una explicación lógica aquello o no, siendo evidente en la cara y en la voz de quién la cuenta las dudas sobre ello. Por ello pensé "¿que mejor que compartir con quién llegue a este blog en el mes del misterio esas anécdotas que quién más quién menos ha tenido en algún momento?" Siempre obviando nombres reales y lugares exactos para no dar pistas de quién o quienes son las personas que me han confiado sus historias, he recuperado algunas anécdotas cercanas para publicarlas y pasar un poco de miedo con las historias de misterio más cercanas, las nuestras. ¿Estas preparado? Pues reúnete conmigo, ponte cómod@, apaga la luz, el televisor, cierra la puerta de tu habitación o del salón y déjate llevar:


LA SÉPTIMA PLANTA:
Ya era tarde y María se encontraba terminando unas últimas rutinas antes de echar el cierre a una jornada dura de trabajo. Los demás compañeros esperaban el visto bueno desde la planta baja donde tenían el local para marcharse a casa. María se disponía a subir en el ascensor y pulsar el botón de planta baja que se iluminaba. Al ser un edificio que albergaba en algunas de sus plantas oficinas, negocios e incluso almacenes a algunas plantas se podía acceder a través del ascensor con una llave de seguridad que permitía acudir a esa planta y abrir sus puertas evitando que personal ajeno acceda a las mismas. María bajaba tranquila desde la planta once, pero algo extraño pasó cuando el ascensor empezó a deternerse en la séptima, en esa planta habían unas oficinas que llevaban cerradas ya varias horas. El ascensor se detuvo y abrió sus puertas, algo extraño ya que por seguridad si no estabas autorizado no podías acceder a esa planta, a parte de necesitar una llave especial. María miró hacía la inmensa oscuridad que se adueñaba de toda esa planta, no había nadie que hubiera podido llamar al ascensor desde allí porque era muy tarde y su personal como era habitual llevaba horas fuera. María miro el panel del ascensor por si alguien había olvidado su llave en el pulsador, pero no había llave. Los pocos segundos que las puertas se mantuvieron abiertas fueron una eternidad para María. Una extraña sensación la sacudió y no lograba ni tan siquiera moverse ni asomarse más allá del umbral de esa puerta automática, hasta que se volvió a cerrar y el ascensor siguió bajando. ¿Un error técnico del ascensor o algo hizo deternerse al ascensor en esa planta? María no volvió a subir sola en ese ascensor a esas horas de la noche, en un edificio con fama entre el personal de que cosas raras sucedían.

LA LUZ DE CASA:
Imagina una pareja que se compra un piso totalmente nuevo a las afuera de una ciudad. Pues bien, esa pareja durante los primeros meses aún no vivía en su piso pero si lo visitaban siempre que podían e intentaban pasar los fines de semanas allí. Al marchar cada domingo se preocupaban de mantener todo bien cerrado, desconectado y arreglado para que a finales de semana pudieran volver, hasta que al llegar un viernes por la tarde se encuentran la luz de la mesilla de noche de su dormitorio encendida. "¡Ya nos hemos dejado la luz encendida toda la semana!" Pensó la pareja. Al llegar el domingo volvieron a dejarlo todo listo para marcharse, asegurándose de que las luces estuvieran bien apagadas. Al siguiente viernes entran en su piso y al volver la mirada hacia su dormitorio la luz de esa mesilla de noche vuelve a estar encendida. Algo no les cuadra, nadie pudo acceder durante la semana y ellos se preocuparon de apagar todas las luces, así que ¿porque volvía a estar esa luz encendida? Esa misma situación la vivieron casi cada semana hasta que por fin se mudaron definitivamente y la luz no volvió a encenderse sola. ¿Algún problema con esa lámpara o había algo más extraño que se dedicara a encender la luz cuando la pareja no estaba en casa? 

VEN CONMIGO:
Es verano y una familia pasa un periodo de vacaciones junto a la playa en una pequeña casa en una urbanización tranquila. Es de madrugada y en la habitación de matrimonio de la planta baja duerme la madre, el padre aprovecha para ver la televisión en el salón junto a la ventana y el hijo y su abuela duermen en la planta de arriba en una habitación con dos camas. La abuela se despierta porque su nieto le pregunta: 
- ¿Abuela me estas tocando los pies?
- ¿Yo? No hijo, estaba durmiendo. Duermete que habrá sido un sueño.
- No puedo dormir, bajaré con papá.
La abuela se queda sola en la habitación recuperando el sueño. Pasados unos minutos vuelve a despertarse, pero esta vez no es su nieto quién la despierta y si una extraña mujer que le alarga la mano y le dice:
- Ven conmigo.
En un impulso la abuela responde con un:
- ¡No! No te conozco de nada.
En ese momento la extraña mujer desaparece.

Al día siguiente la abuela decide indagar preguntando a unos vecinos que tienen pared con pared de esa casa y que, a su vez, son parte de la familia dueña de esa tranquila urbanización. Sin entrar en detalles sobre lo vivido la noche anterior, logra que le confiesen que en esa misma casa murió un familiar hace años, una mujer de aspecto similar a la que la abuela pudo ver. ¿Era realmente esa mujer el espectro de aquella mujer que murió hacía unos años o un mal sueño con muchas coincidencias? ¿Que quería decir con ese "ven conmigo" o a donde quería llevar a la abuela?.

JUEGO Y SUSTO:
Cinco niños se reunen en un aula vacía en el tiempo de recreo un día de lluvia. Corría el rumor de que uno de los profesores había perdido a su mujer en un trágico accidente. Aquellos niños picados por la curiosidad decidieron jugar en ese día gris a un juego, un juego extraño y misterioso. Decidieron jugar a la quija, pero para poder jugar y contactar con algo o alguien debían decidir a quién llamar y pensaron en la mujer fallecida de ese profesor. Lo prepararon todo, al no tener tablero se hicieron uno ellos y en lugar de un vaso de cristal utilizaron una moneda de peseta. Cuando estuvieron preparados iniciaron las preguntas. Tras unos pocos minutos la moneda empezó a moverse hacia las letras de su rudimentario tablero  formando palabras. Los niños a medida que descifraban las palabras las leían y entonces un mensaje aterrador les heló la sangre. Uno de ellos (se leía el nombre de ese niño) a partir de cierta edad joven moriría. Un vendaval cerró de un sonoro portazo la puerta del aula. Los niños saltaron del susto y sin perder el tiempo se marcharon a la carrera de aquella aula.

Nunca más volvieron a jugar a ese juego, pero las dudas sobre lo que sucedió aquel día gris y lluvioso al menos a dos de ellos les mantiene en vilo cuando lo recuerdan. ¿Hubo alguien de ellos que "ayudaba" a mover aquella moneda? ¿Fue el viento lo que cerró de un portazo aquella puerta? ¿Si la predicción de aquel supuesto ser no se cumplió, que se sepa, explica que aquello realmente era una broma macabra de alguno de ellos o realmente algo simplemente les quiso dar miedo?

UNA MALA EXPERIENCIA:
Una pareja llega a una casa alejada de la ciudad para pasar allí el fin de semana. La casa es una preciosa vivienda al lado de la montaña recién adquirida por un familiar que decide invitarles a pasar un par de días con él. Al llegar algo va mal y ella no logra explicarse el que. Una sensación extraña se respiraba en el ambiente pese a que su pareja y su familiar no parecían sentir nada. Pese a lo encantador del lugar y la casa ella siente dentro de su ser que aquel no es un buen lugar, aún así decide intentar olvidar el asunto, no darle más importancia y disfrutar de lo que debía ser un fin de semana de relax. 

Bien entrada la madrugada los miembros de aquella casa dormían placidamente, excepto ella que parecía estar inquieta mientras soñaba. A la mañana siguiente recordaría ese sueño. En su sueño había soñado con personas decapitadas en esa misma casa, varias personas con ropajes de otra época yacían immóbiles y sin cabeza por el suelo de la casa. Tras el desayuno ella declinó seguir pasando más tiempo en aquella casa, por lo que después de hablar con su pareja y su familiar decidieron marcharse de allí sin intención de volver a repetir experiencia en el futuro. ¿Fue un eco del pasado manifestado en aquel terrorífico sueño? ¿O solo producto de la imaginación posiblemente influenciado por algo que vio o leyó, sumado al poco interés de permanecer en esa casa? Hoy en día ella prefiere no investigar nada al respecto y pensar que aquello simplemente fue una mala experiencia.

EL CAFÉ:
Una mujer viuda pierde a uno de sus hermanos debido a su avanzada edad. Frente a su tumba ella le promete traerle flores al mes y se despide de él. Pasan las semanas y la congoja irremediablemente comienza a remitir, la normalidad vuelve a la vida de una mujer ocupada de su hogar y sus nietos. Esa mujer por las tardes solía prepararse un vaso de café con leche para tomar mientras veía sus programas favoritos en televisión sentada en una silla en la mesa. Aquel día como cualquier otro, la mujer se prepara su café y lo deja encima la mesa pero decide sentarse un rato en el sofá mientras se enfría un poco. Un ruido le hace volver hacía la mesa la mirada. El asiento de espuma de la silla empieza a tomar forma como si alguien se estuviera sentando y, ante la mirada de aquella mujer, la cucharilla que había dejado dentro del vaso para remover su café con leche empezó a moverse haciendo ese ruido característico del metal de la cucharilla contactando con el cristal al darle vueltas. Aquello pudo durar solo unos segundos, pero como sin algo se hubiera activado en su cabeza recordó que ya hacía más de un mes de la muerte de su hermano.

A la mañana siguiente se arregló, cogió un autobús que pasaba por el cementerio y compró unas flores. Cuando llegó hasta la tumba de su hermano dejó las flores y como si hablara con él le pidió que no se preocupara más, que ella ya había cumplido y que tocaba descansar. Jamás volvió a notar nada más. ¿Pudo ser solo efecto de la imaginación de aquella mujer? ¿O realmente la promesa incumplida a su hermano no le dejaba marcharse tranquilo?

Algunas de estas historias son cercanas, historias que para mantener a sus protagonistas en el anonimato he obviado nombres reales o localizaciones, así como algún dato que pudiera ser revelador de dicha identidad. Pero son ciertas pese a todo. Pueden ser fácilmente explicables o no, pero lo que está claro es que para los que las vivieron o vivimos la duda sigue ahí.

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