Leyendas de brujas. De Triabá a Miraflores.

Existen muchas historias de brujas repartidas por el mundo. Desde Salem a Zugarramurdi pasando por otras tantas, muchas de sus historias están cargadas de misterio pero también en muchas ocasiones de injusticia. Sea como sea las brujas despiertan y han despertado siempre todo tipo de miedos, las que hoy repaso son dos brujas conocidas allí donde vivieron, que alteraron por completo la vida de las personas que las rodeaban y de las que existen evidencias documentadas en archivos históricos. ¿Te animas ha conocerlas?


LA MEIGA DE TRIABÁ:

En Triabá un pequeño pueblo de Lugo existió una anciana mujer solitaria que tenía al pueblo totalmente atemorizado. María Fernández de la Barrera no escatimaba en insultos y maldiciones hacia sus vecinos, sus plantaciones y sus ganados. La gente comenzó a tenerle realmente miedo tras comprobar que un buen día el ganado comenzó a morir. Reunidos en la parroquia los habitantes del pueblo acordaron deshacerse de aquella adoradora de Satán que tanto mal les estaba trayendo. Unos pocos hombres marcharon la noche del 20 de septiembre de 1890 hacia la casa de aquella Meiga, entraron por sorpresa, la encontraron en la cama y allí la apalearon, golpearon y estrangularon sin piedad. Creyéndola muerta la arrastraron hasta caldero que tenía encendido y la metieron en el. Dos horas tardó en convertirse en cenizas que luego lanzaron al río, pero mientras permaneció en la caldera cuentan que inexplicablemente se incorporó en dos ocasiones para proferir lo que serían sus ultimas maldiciones destinadas a sus asesinos, de los que uno se llevó sobretodo la mayor parte de la ira de la Meiga. A él le diría: "Te quedarás sin entrañas". Los hombres asustados salieron corriendo de la casa.

Cuando las autoridades descubrieron lo sucedido, condenó a dos de sus asesinos a veinte años de prisión. Al cumplir su pena volvieron a Triabá, aunque uno de ellos aún tenía que cumplir con otro castigo. Pocos días después aquel hombre que había recibido la peor de la maldiciones apareció muerto aparentemente de un golpe en la cabeza. La autopsia realizada al cuerpo arrojo un dato sobrecogedor, su cuerpo carecía de entrañas igual que predijo en su maldición la Meiga antes de su muerte. El caso investigado así como las noticias de la época se conservan en el Archivo Histórico de Lugo.

Hoy en día en aquel pequeño lugar una familia arrastra la etiqueta de "mata viejas", pese a que todo el pueblo participó de alguna manera en aquella muerte. Como en muchos casos similares la gente decide no hablar de aquello, ya que aún hoy temen disgustar a la Meiga que podría volver de entre los muertos para seguir vengándose de los descendientes de sus asesinos.

LA BRUJA DE MIRAFLORES:

Corría el año 1644 y en las afueras de Madrid, más concretamente en una pequeña localidad llamada Miraflores de la Sierra, residía una antigua bruja que tenía a la gente de Miraflores totalmente atemorizados. Cuando se reunía con sus discípulas la gente se encerraba en sus casas rezando para que esa noche no les pasara nada. Dicen que tras esos aquelarres en los que acostumbraban a correr desnudas para adorar al diablo, adquirían el poder de volar que utilizaban para sobrevolar las casa del pueblo asustando a su gente. A quienes no obedecían a María Manzanares les maldecía diciéndoles: "Te secarás hasta morir". Todo aquel que se atrevía a ir en su contra se secaba hasta morir ya fueran hombres, mujeres o niños.

Dicen que la historia de la Bruja de Miraflores está maldita a día de hoy, ya que s principios de la década de lis 80s tres vecinos de Miraflores de la Sierra que quisieron investigar sobre la leyenda, sufrieron las consecuencias de la terrible maldición de la bruja. Uno de ellos murió súbitamente, otro enfermó gravemente y el último que quiso indagar sufrió un peligroso accidente de tráfico que le obligó ha abandonar la investigación y a vivir atemorizado toda su vida por culpa de la Bruja de Miraflores.

Ambas brujas tienen sus leyendas documentadas en diversos archivos históricos, por lo que dudar de su existencia no tiene sentido. Lo único que nos queda es valorar si los miedos de aquellas personas de épocas distintas era real.

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