Sentinel del Norte. La isla prohibida e inexplorada.

En el Océano Índico, justo en el archipiélago de las islas Andamán, al este del Golfo de Bengala y a pocas millas del Gran Andamán se encuentra posiblemente uno de los últimos paraísos vírgenes del planeta. La isla de Sentinel del Norte es una pequeña isla de unos 72 kilómetros cuadrados, pertenece de forma oficial a la India, sin puertos naturales y rodeada de arrecife de coral que impide que ninguna embarcación llegue a sus costas sin peligro de embarrancar en ellas. Muy cerca de Sentinel del Norte había un islote boscoso llamado Constance Island, que tras el terremoto y posterior tsunami de 2004 se acabó uniendo a Sentinel. La isla está prácticamente recubierta de una espesa jungla y su punto más alto es de tan solo 98 metros de altura situado en el centro-oeste de la misma. Todo ello son mediciones y estimaciones realizadas a través del aire tras sobrevolarla o fotografiarla vía satélite, ya que nunca nadie en la historia ha conseguido atracar en sus costas y explorar la isla sin morir en el intento.


Se conoce bien poco de la tribu indígena que vive en ella. Se estima que puedan ser entre 50 o 400 miembros, que viven de la recolección, caza y pesca, que su idioma es totalmente distinto al de tribus vecinas y que hace cerca de 55.000 o 60.000 años que este pedazo de tierra está habitada por esa tribu que siempre se han mantenido aislada del mundo exterior por voluntad propia. Marco Polo dejó constancia por escrito tras un encuentro con esas gentes de la violencia con la que les recibieron e incluso que a quienes mataban se los comían. Es ya desde entonces que la gente de Sentinel del Norte tiene fama no solo de agresivas si no que también de terribles caníbales. En 1880 una expedición militar británica encargada de "pacificar" a las tribus de las islas en vista de las dificultades que se encontraron para invadir la isla, decidió secuestrar a un nativo para enseñarle el idioma y las virtudes del imperio y, de esa manera, ganarse su favor y conseguir información al respecto de los puntos débiles de los suyos. Raptaron a cuatro indígenas pero la jugada no les salió como esperaban porque dos enfermaron rápidamente muriendo y al poco tiempo liberaron a los otros dos, seguramente con la intención de que lograran enfermar a la totalidad de la isla. Nunca más volvieron a saber de ellos ni consiguieron hacerse con Sentinel Norte. Alguien que conoce bien como se las gastan en la isla de Sentinel Norte son los nativos de islas vecina como los Jarawas, con los que tuvieron ciertos roces violentos en la historia y que hoy se les intenta proteger para que preserven su identidad y costumbres, pese a que en la práctica no se cumple por culpa de la masiva colonización de las islas de Andamán por parte de los Indios, algo que aún hoy no sucedió en Sentinel.


Los casos de naufragios, pescadores atrevidos o curiosos inconscientes que terminaron de la peor manera se amontonan en la historia de la isla. Cuentan que en 1896 un convicto fugado de una prisión india huyó hasta las playas de Sentinel Norte. Como terminó después seguro que no era lo que tenía previsto ya que apareció su cadáver en la playa lleno de marcas de flechas y con la garganta cortada. En 1974 se filmó el intento de un equipo de Natinal Geographic que pretendía grabar el primer documental con esos nativos, así como poder entrar en la isla ganándose la confianza de esa gente con diferentes ofrendas que dejaron con precaución en la playa. El resultado fue que los nativos se armaron con sus lanzas y arcos y atacaron a la comitiva hiriendo en la pierna al director del documental. Por supuesto aquel documental jamás se pudo llevar a cabo.
 
En 1981 un buque de carga tras unos problemas terminó encallando en las costas de la isla. Aquella experiencia seguro que ni el capitán ni la tripulación la olvidarían.

 
El capitán emitió un SOS agónico en el que solicitaba rescate aéreo al describir como unos indígenas con armas rudimentarias estaban preparando a toda prisa balsas con troncos, seguramente para abordarlos al atardecer. La tripulación tuvo que sobrevivir como pudo y defenderse durante una semana hasta que se logró rescatarlos. Tras el rescate se abandonó aquel buque de carga en las costas de Sentinel, del que parece según alguna imagen aérea que los feroces nativos han dado buena cuenta de él en este tiempo, ya que está casi desmantelado. En 1991 un antropólogo visitó varias veces la isla con la intención de ganarse la confianza de su gente con regalos que dejaba en la costa. La "confianza" le duraba bien poco ya que al agarrar los presentes rápidamente le amenazaban desde la lejanía o directamente le disparaban sus flechas. El antropólogo no pudo tomar contacto con nadie de la tribu ni poner pie en la isla sin que su vida corriera auténtico peligro. En 2006 una pareja de incautos y, tal vez, bastante ebrios pescadores furtivos quisieron adentrarse en las costas de Sentinel. Se denunció su desaparición y poco tiempo después se detectó desde varias millas de la costa la embarcación de esos dos pescadores, que tenían los nativos de Sentinel en su poder a modo de trofeo de guerra.

 
Del destino de los dos pescadores nadie duda que fueron asesinados sin compasión, pero hay quién asegura que sus restos yacían cerca de la embarcación y otros que, yacían entre los restos de una hoguera como si los hubieran mutilado y devorado. En diferentes ocasiones el gobierno indio ha tenido que desplegar helicópteros para sobrevolar la isla en busca de desparecidos o, como después del tsunami de 2004 del que se creyó pudo haber mermado a la totalidad de los miembros de la tribu, para comprobar el buen estado de sus habitantes, no sin ser habitualmente atacados con flechas.



La organización Survival Internacional que intenta proteger a este tipo de tribus y sociedades aisladas del mundo, a advertido en alguna ocasión de lo vulnerable que puede llegar a ser la tribu de Sentinel al no estar preparada inmunologicamente para los peligros que puedan traer los extranjeros a la isla, en forma de pequeñas o grandes enfermedades que puedan generar una epidemia letal entre su población. De hecho el gobierno Indio decidió no interferir hace tiempo en la vida de estas personas y creó una zona de exclusión de 3 millas alrededor de la isla, para evitar que nadie pueda interferir en el día a día de esta tribu anclada cientos de años atrás.


Hasta aquí la realidad de una isla que podría ser de ensueño si adentrarse en ella no fuera a ser una auténtica pesadilla. Un paraíso inexplorado que guarda un buen número de incógnitas sobre la misma isla, su ecosistema y las costumbres y vida de una gente para las que el tiempo parece haberse detenido hace cientos de años.  Una pequeña sociedad al margen del mundo desde tiempos inmemoriales que sigue luchando para seguir así. Un error para unos, un atraso para otros, lo cierto es que tal vez sean los seres humanos más libres y puros que puedan haber por aquella parte del mundo... y mal tampoco parece haberles ido.

Comentarios