¡Feliz cumpleaños bacteriano!

Desde que tengo uso de razón e soplado algunas tartas de cumpleaños, unas más buenas que otras, pero la tradición de soplar las velas no puede faltar. Esta inofensiva tradición que llevamos a cabo en la celebración de multitud de cumpleaños es, aunque no lo creas, un caldo de de cultivo de baterías. Y es que solo cuando te explican hasta que punto tan asqueroso puede llegar a ser soplar las velas de una tarta de cumpleaños, te das cuenta que tal vez merece la pena soplarlas fuera de la misma.


Todo viene por una noticia de esas que tanto me "gustan" que encuentro de vez en cuando leyendo la prensa digital y que me hacen replantear algunos hábitos diarios o como mínimo ser consciente de ellos. El titular del artículo decía: "Soplar las velas multiplica por 14 el número de bacterias presentes en la tarta". Un titular que de primeras te hace preguntarte si: ¿estoy haciendo algo mal?

Bien, según un estudio soplar las velas de una tarta multiplica en un 14% de media el porcentaje de bacterias que ya de por si se amontonan en ella durante el proceso se elaborado de la misma. La explicación es sencilla y lógica, en las fiestas de cumpleaños se come y bebe haciendo trabajar al máximo con ello las glándulas salivales. Tras esas comilonas en las que los restos de comida y demás empiezan a descomponerse dentro de nuestras bocas, llega el cumpleaños feliz y la tan ansiada tarta. Y una vez todos dejan de cantar es nuestro momento, o de quién cumpla años, sopla una o varias veces las velas hasta que consigue apagarlas, aplausos felicitaciones y... ¡LAS BACTERIAS!

Depende quién las sople o quienes, si necesita ayuda, según el estudio que hace referencia el artículo de media desprende un 14% de bacterias residentes en ese momento en la boca, aunque hay quién incluso puede despedir hacia la tarta un 120% más. Todo esto tiene lógica ya que la boca es sabido que alberga una gran cantidad de bacterias, incluso más que en algunas partes de nuestro cuerpo. El haber comido y no lavarse los dientes, tener de por si una higiene bucal escasa, problemas de infecciones o incluso fumar por ejemplo multiplica si cabe la cantidad de bacterias de nuestra boca que luego expulsamos con el soplido hasta esa dulce tarta junto a trazas de saliva.

En el mismo artículo se intenta tranquilizar asegurando que ni soplando 100 mil veces las velas de la tarta conseguiríamos ponernos enfermos, pero ¿podemos poner la mano en el fuego por aquellos que soplan la tarta?. Está claro que si son familiares o amigos nuestro nivel de conocimiento de esas personas acostumbra a ser alto y puede no preocupar, pero ¿que pasa con aquellos desconocidos, que son conocidos de otros invitados o del cumpleañero/a, que llegan a la fiesta y soplan?. Aunque el nivel de bacterias que podemos transmitirnos durante un romántico beso también es muy alto y eso no pienso perderlo, reconozco que con el tiempo empiezo a ser un pelín asquerosillo con estas cosas, por lo que tal vez me lo tome de otra forma en el próximo cumpleaños. ¿Y tú?.

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