Robbie Mannhein, poseído por el demonio.

La historia de Robbie Mannhein (seudónimo atribuido para ocultar la identidad real) nos sitúa en Maryland (Estados Unidos) en el año 1940. Robbie era un niño de unos 14 años, hijo único que vivía con sus padres y de ascendencia alemana. La vida del chico era la vida de un niño normal de la época, pero todo aún estaba por cambiar de forma terrible.

Robbie mantenía una estrecha relación con su tía Harriet, la cual aseguraba ser espiritista y que pasaba temporadas con ellos en casa. Durante algún tiempo en la casa se escuchaban golpes por la noche que derivaron en lo que parecían arañazos en las paredes y el suelo de la casa. En un principio los padres de Robbie no le dieron más importancia, ya que pensaron que los arañazos podrían ser causados por ratones. El padre de Robbie llegó a levantar parte del suelo del primer piso pero no encontró rastro de esos ratones.

El tiempo pasaba sin más novedades hasta que la noticia de la muerte de la tía Harriet cayó como un cubo de agua fría en la familia, sobretodo en Robbie. El chico se había criado viendo a su tía en sesiones espiritistas con más gente que acudía a ella para contactar con familiares o amigos ya difuntos. Por lo que creyó conveniente y normal intentar contactar con ella a través de un tablero de Quija. Aquello no salió de la manera que esperaba y no pudo contactar con ella, por lo que decidíó terminar la sesión y renegarse a no volver a hablar con su querida tía.

A partir de aquel momento no solo los ruidos como golpes y arañazos cada vez se hicieron mas frecuentes, si no que fenómenos como el movimiento de muebles y objetos de la casa, luces que se apagaban y encendían eran continuos e intensos y, lo más extraño, es que parecían seguir a Robbie allá donde fuera. Incluso un día en la escuela ante la sorpresa de todos los compañeros de Robbie y su maestra, pupitre comenzó a tambalearse con cierta fuerza hasta empezar a moverse por el aula golpeando a los demás alumnos. Aquello no fue lo único que tenía desconcertados a los padres de Robbie, ya que su comportamiento también cambió radicalmente hasta convertirse en un chico mal educado, obsceno y violento para con todos.

Sus padres pensaron que su comportamiento era producto de alguna enfermedad mental que le estuviera aquejando, por lo que lo llevaron ante médicos y psicólogos que, después de hacerle un seguido de pruebas no daban con el motivo de lo que afectaba al chico y, por lo tanto, ante la falta de pruebas médicas no pudieron ofrecer la ayuda que buscan los padres de Robbie. Fue entonces cuando se agarraron al último rayo de luz y esperanza que les quedaba para superar todo aquello y ayudar a su hijo que cada vez empeoraba más. Acudieron al reverendo Luther Schulze que aceptó ayudar a la familia, con la condición de pasar un día con ellos en la casa para certificar que todo lo que le contaban sobre Robbie era cierto. El reverendo Schulze quedó perplejo al comprobar la primera noche como la cama de Robbie empezaba a tambalearse y levitar, los muebles de su habitación se movian de su sitio y Robbie gritaba y se retorcía de dolor. Aquello convenció al reverendo Schulze de que lo que aquejaba a Robbie no era una enfermendad común, ni nada que fuera de este mundo. Para intentar combatir en el mismo momento el mal que poseía a Robbie el reverendo le practicó un exorcismo luterano que no funcionó. Seguidamente probó con un exorcismo anglicano, pero el resultado fué el mismo.

Ante la falta de soluciones en la que se veía sumido el reverendo Schulze, traspasó las competencias sobre el caso de Robbie al reverendo Eduard Hughes, católico romano, que se reunió con la familia y con el chico y comprobó de primera mano el estado de posesión de Robbie. El reverendo Hughes se puso manos a la obra y decidió organizar un nuevo exorcismo, esta vez en el hospital de la universidad de Georgetown en Maryland. Poco después de iniciar el rito de exorcismo el reverendo Hughes fue agredido por Robbie, probocándole una herida en el brazo que requirió de asistencia médica urgente, aquello no impidió que se terminara el exorcismo.

El resultado parecía ser satisfactorio, así que se dio el "alta" a Robbie para que volviera a casa con sus padres. Pero en la primera noche Robbie despertó a sus padres mientras gritaba y maldecía en su habitación, alarmados entraron y pudieron ser testigos de algo que les heló la sangre aún más si podía... en su pecho apareció la palabra St. Louis, como grabada en la piel desde dentro. Una vez se calmó todo pudieron atar cabos al respecto de la palabra que habían visto brotar del pecho de su hijo, St. Louis era la ciudad donde residía su tía y donde murió, por lo que hicieron el equipaje y se marcharon con Robbie a St. Louis en busca de ayuda. Allí localizaron al reverendo Bishop que era también profesor en la universidad de St. Louis. El reverendo Bishop solicitó la ayuda y apoyo de reverendo Williams S. Baudern. Los dos estudiaron a Robbie y fueron testigos también de los fenómenos malignos de los que era capaz cuando la entidad hacía presencia a través de Robbie.

Los dos religiosos prepararon la planta quinta del hospital Alexian Brothers de Ilinois para el exorcismo que debía terminar con aquello. Violencia, insultos, objetos volando por la sala y estrellándose en las paredes fueron todo lo que se iban encontrando a medida que el rito avanzaba. Las palabra infierno y el mal brotaron del pecho de Robbie igual que la vez anterior, un claro ejemplo de lo que habitaba su cuerpo. Después de 30 exorcismos en los que tanto los dos reverendos como Robbie lucharon con todas sus fuerzas para vencer, Robbie pronunció Christus Domini y todo terminó al fin.

Desde aquel día Robbie volvió a vivir una vida normal y tranquila, no recordó nunca más nada de lo sucedido durante todo ese tiempo, ni el dolor y sufrimiento al que se vio sometida su alma y, por ese motivo, la familia y todos los implicados religiosamente en este caso de exorcismo decidieron guardar en secreto el nombre real del chico. La Iglesia guarda celosamente los documentos escritos por los religiosos que trataron a Robbie, así como no desmiente que ese caso sucediera de verdad en el año 1940. Años después un escritor encontró un pequeño diario con anotaciones en el último hospital donde Robbie estuvo, en una planta cerrada del mismo, allí se relata con todo lujo de detalles los horrores vividos por el chico así como la lucha incesante que hubo entre el bien y el mal. De aquel pequeño diario se escribió una novela de terror que fue éxito de ventas y, posteriormente, se llevó a la gran pantalla convirtiéndose así la película en el filme más terrorífico de la historia del cine. ¿Hace falta escribir cual es esa película tan famosa? pues en esta historia real se basa la película.




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