Los peligros de la futura Inteligencia Artificial.

Las ventajas que nos ofrece el futuro e incluso el presente al respecto de la tecnología, tanto a nivel industrial como doméstico son evidentes. Teléfonos móviles a través de los cuales podemos hacer de todo sin necesidad de llegar a casa, coches inteligentes que incluso aparcan solos, cadenas de montaje incansables y rápidas, avances médicos que nos permiten vivir con prótesis mecánicas, son solo algunos ejemplos de lo que hoy podemos encontrarnos. En un futuro cercano se preve que vivan junto a nosotros robots domésticos que nos puedan ayudar con las tareas de la casa o que puedan atendernos en el supermercado, viviendas inteligentes, vehículos totalmente autónomos, drones capaces de repartir el correo o paquetería etc. ¿Pero que pasa con los peligros de una Inteligencia Artificial superior? Las novelas y el cine de ciencia-ficción ya han imaginado algunas situaciones, ¿puede que en algún momento esa tecnología se nos vuelva en contra?



En enero de 2015 más de 700 científicos entre los que se encuentran personalidades como Estephen Hawking o Bill Gates, firmaron una carta abierta alertando de los peligros de la IA. Algunos conspiranoicos entendieron esta situación como una advertencia sobre una posible revolución de las máquinas, aunque el motivo de tal manifiesto era el de dar a entender la necesidad de redactar una Regulación Internacional para el control de la IA, tal vez no para el momento actual pero si para un futuro inminente.

Hoy en día existe una especie de competición por parte de diferentes potencias con el objetivo de obtener el mejor SuperOrdenador del mundo. En el TOP200 de mejores SuperOrdenadores la primera posición es para China con su Sunwy TaihuLight de 10.649.600 núcleos y creado a partir de tecnología 100% china. De hecho China ha conseguido desbancar por primera vez en 10 años a USA de la primera posición del TOP200, con un SuperOrdenador dos veces más veloz y tres veces más eficiente que el segundo de la lista, el Titán de 56.000 núcleos de Estados Unidos. Una curiosidad de ese TOP200 es ver que China copa igualmente la lista con la posesión de 167 SuperOrdenadores por 165 de USA. Esta competición ha generado la opinión entre algunos de que se vive una auténtica Guerra Fría cibernética, que ha desencadenado en actos de sabotaje físicos y cibernéticos entre unos y otros y restricciones de mercado como el hecho de prohibir por parte de USA la venta de procesadores a China, algo que al contrario de lo que se podía esperar, ha provocado un avance espectacular de la tecnología China que ha terminado en la creación de su primer SuperOrdenador 100% Chino. Esto da una visión de la importancia que tiene para algunos países el control de la mejor IA.


La capacidad de procesar cantidades casi infinitas de datos y de analizar montones de información, puede llegar a generar que una potente IA controle a su antojo las finanzas internacionales, provocando desde especulaciones masivas (como ya ha pasado) al colapso económico mundial. Hoy en día utilizando una IA lo suficientemente avanzada se puede identificar el 100% del perfil de cualquier persona a través de un Me Gusta en cualquier red social o de sus movimientos de tarjetas bancarias, algo que nos deja indefensa nuestra privacidad.


En la medicina los avances tecnológicos permiten crear IA´s potentes en minúsculos nano-robots capaces de ser introducidos en el cuerpo y llegar hasta un tumor y extirparlo, tratar una infección combatiéndola desde el interior o por ejemplo mantenerse durante algún tiempo en el paciente suministrando las dosis necesarias de medicación para tratar una enfermedad, sin necesidad de acudir al médico, preocuparse por ir a la farmacia o sufrir intervenciones quirúrgicas invasivas. Estos avances que son una muy buena noticia en el mundo médico, pueden ser mala si se utiliza para fines delictivos ya que también cabría la posibilidad de deslizar nano-robots en una persona para que en el momento de activarse provoquen un ataque cardíaco al sujeto o puedan envenenarlo. También se ha hablado de la posibilidad de implantar pequeñas ampliaciones de memoria en nuestro cerebro, para ayudarnos a almacenar más conocimientos, descargar recuerdos a cualquier dispositivo o directamente descargar nuestra conciencia en un dispositivo concreto o incluso a la red, convirtiéndonos en seres infinitos. Posibilidades estas últimas que se encontrarian con auténticos dilemas existenciales.


En el ámbito militar la importancia de la tecnología y de una IA parece ser el futuro y en algunos casos ya el presente, puesto que se pueden llevar a cabo misiones tras la línea enemiga con drones programados para volar hasta el objetivo, bombardearlo y volver a la base en pocos minutos. Actualmente se está trabajando en lo que llaman "Soldados robots" que puedan sustituir en primera línea de fuego a soldados convencionales, evitando así numerosas bajas. ¿Pero estos "Soldados robots" serían capaces de distinguir civiles inocentes de combatientes enemigos? Una pregunta que se hace mucha gente y que preocupa mucho ya que una máquina, por muy avanzada que sea, no es capaz de razonar como una persona y ni tan siquiera de discernir entre el bien y el mal, sin una programación previa basa en estadisticas y probabilidades en lugar de la racionalidad que nos caracteriza.


Volviendo a la vida cotidiana, empresas como Google o Tesla ya han empezado a comercializar sus primeros coches eléctricos y sin conductor, capaces de recorrer varios kilómetros circulando sin problemas por si solos. ¿Pero son estos coches inteligentes capaces, en una situación límite, de elegir si salvar al pasajero o atropellar al peatón? ¿Quién debería ser el responsable de las decisiones que tome la IA de esos coches? ¿el conductor, el propietario o el diseñador? Partiendo desde la base de que las máquinas no aplican la misma lógica que nosotros y por lo tanto no actúan igual, este es otro de los problemas que se nos avecina también a nivel moral.


En el aspecto laboral una IA especializada puede llegar a ser un problema no muy a largo plazo. Ya se ha empezado a prever que en el 2025 se vaya a perder un 50% de puestos de trabajo, de los que si no se empieza a legislar y promover medidas de formación para el reciclado profesional de esos trabajadores que estén amenazados por esta nueva revolución industrial , muy posiblemente se generarán problemas de dificil solución.


Hoy en día se trabaja en Inteligencias Artificiales capaces de aprender y mejorar sin necesidad de programadores que estén pendientes de ellas. En ordenadores y robots capaces de actuar, trabajar y pensar por nosotros mismos, teóricamente para hacernos la vida más fácil en diferentes ámbitos. ¿Pero que pasaría si las máquinas, esos SuperOrdenadores de costes millonarios, llegaran a tomar conciencia de si mismas, de su propia existencia?, como la famosa Skynet de la saga Terminator. Hay quién piensa que esta competición por conseguir la mejor IA nos conduce a ello y por lo tanto a la extinción de la humanidad, pero también hay que opina que eso nunca podrá suceder porque las máquinas carecen de sentimientos humanos. Pero realmente existe la posibilidad de que una IA pueda superar al hombre. Se estima que para el año 2045 los ordenadores serán mucho más potentes que todos los cerebros humanos de la tierra juntos. De ser así, ¿que impediría conseguir que la IA de un SuperOrdenador no llegara a actuar practicamente igual que un ser humano en un futuro?

Esta claro que el futuro nos depara avances fabulosos que seguro mejorarán nuestras vidas, pero corremos el riesgo de no saber vivir sin esas tecnologias volviéndonos peligrosamente dependientes de ellas, aún más que ahora. Un solo virus creado por un hacker o un ordenador por si solo puede ser propagado en cuestión de horas e incluso minutos por gran parte de un continente, a través de los ordenadores, tablets o smartphones de la gente generando el caos, el robo y espionaje masivo de personas inocentes. Muchas dudas y preguntas deberá asumir la sociedad para cuando tengamos que compartir el mundo con una IA capaz de superarnos en todo o casi.


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