La viral anécdota sobre el capitán noruego, sus soldados y una silla.

Hay noticias que sorprenden y otras que te sacan una buena sonrisa cuando las lees. Cuando leí el siguiente titular en la web de EL HUFFINGTON POST: "Se le queda atrapado un testículo en una silla... e IKEA le responde en Facebook", pensé que sin duda era una noticia que merecía mi tiempo.

Resulta que un buen hombre noruego de 45 años decidió comprarse una silla en la conocida tienda sueca, según él para tenerla dentro de la ducha y sentarse mientras se duchaba ya que debido a una lesión de rodilla no podía hacerlo de pie. Hasta aquí todo normal hasta que el hombre decide publicar en la red social su curiosa anécdota con dicha silla.


Resulta que mientras estaba sentado uno de sus "soldaditos" como el llama a sus testículos, huevines o cojoncillos se metió en uno de los agujeros del asiento quedándosele atrapado. Comentaba en su escrito que posiblemente por el calor se le agrandó y se le quedó atrapado, dándose cuenta de ello en el momento que decidió levantarse. La imagen es brutal con el hombre en pelotas y con la silla colgando de su "soldadito" que se aferraba a ella como si no hubiera mañana. Una imagen que bien podría ser de cualquier película de esas de coña. ¿No se que hubiera hecho yo en su lugar con el dolor y el susto del momento?, pero resulta que tuvo la suficiente calma para abrir el grifo del agua fría encima de él hasta que su "soldadito" se congeló y decidió soltarse. La solución tiene mérito ya que ducharse con agua fría en Noruega, un país precisamente no muy cálido, demuestra su valentía o su desesperación del momento. Una reacción digna de todo un vikingo.

Dicha anécdota se hizo viral igual que la respuesta de la tienda en la misma red social, en la que le recomendaba "sacar la silla de la ducha" algo lógico porque no parece un mueble precisamente idóneo para ello y menos para un hombre, y "que la utilice para poner una flor". También  le recomendaba "que la próxima vez que salga a navegar debe llevar la ropa adecuada". Una respuesta curiosa a una anécdota de esas no menos curiosa tampoco. El Hombre finalmente volvió a escribir publicando la misma silla tapada con una pequeña toalla para "evitar que el marinero vuelva a quedar atrapado". Que la verdad yo me compro otra y la condeno tras comprobar como esa misma silla intentó arrancarme los huevos a traición.


La noticia termina con un "las sillas las carga el diablo", pero vamos... yo terminaría con un: ¡¿A quién se le ocurre hombre?! ¡¿A quién?! con la de sillas y taburetes que hay sin agujeros en las que puedan evitarse el suicidio de tus propios cascabeles ¡¿A quién?!.

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