Robert Johnson y el pacto con el diablo del Rey del Blues del Delta

Los mitos son mitos por algo y Robert Johnson lo es por su música y por una leyenda que le persigue incluso tras su muerte en 1938.


Para situar a quién no oyó hablar de él, Robert Johnson es considerado uno de los mejores guitarristas de la historia e incluso el mayor bluesman que la música a podido dar nunca. La verdad es que de su vida privada se conocen bien pocas cosas. Se cree que nació un 8 de mayo de 1911 en Hazlehurst (Misisipi, Estados Unidos), aunque este dato no hay documento alguno que lo acredite. Su madre, hija de esclavos, dicen que le confesó años más tarde de su nacimiento que su verdadero padre fue un jornalero llamado Noah Johnson, del que adoptaría el apellido. Otros aseguran que su padre les abandonó a él y su familia huyendo de unos terratenientes blancos que querían lincharlo. Desde bien pequeño se interesó por la música empezando a tocar el arpa y la armónica. Sin demasiado interés por el colegio Johnson se libró de seguir asistiendo al mismo debido a un supuesto problema en la vista, algo que le permitió centrarse en la música. En 1929 con 18 años contrajo matrimonio con Virginia Trabis de 16 años, pero la cosa terminaría dramaticamente al morir su joven esposa mientras daba a luz al hijo de ambos que también perdió la vida en el alumbramiento. Fue entonces triste y deprimido cuando Johnson empezó a seguir a otros músicos con la intención de aprender de ellos, a parte de empezar a darse a la bebida y disfrutar de una de sus pasiones, las mujeres, convirtiéndose en un mujeriego que más de una vez tuvo serios problemas con maridos celosos a los que siempre daba esquinazo. El músico de Blues Son House coincidió con Robert Johnson en esa época, asegurando tiempo después que cuando le conoció le pareció un músico muy mediocre y sin talento. Más tarde en 1930 conocería a una mujer adinerada llamada Esther Lockwood con la que se casaría. Ella tenía un hijo de 10 años, Robert Lockwood Jr. que en el futuro se convertiría en un refutado guitarrista de Blues.


Es a partir de este momento cuando su vida musical da un giro radical. De ser considerado por otros músicos tremendamente mediocre, Robert Johnson comienza a atraer el interés de la gente que no duda en disfrutar de su música y el inusitado virtuosismo que hacía poco tiempo nadie lograba atisbar en él. Entre 1936 y 1937 registró 29 temas que lo convertirían con el tiempo en más que una leyenda del Blues. Había quién aseguraba que cuando tocaba era como si tocaran dos personas pese a que solo estaba él y su guitarra. Al cantar su mirada parecía fija y perdida como si de algún modo se ausentara del lugar, en otras ocasiones sus ojos no podían mantenerse quietos, era capaz de modular a su antojo su voz mientras cantaba las letras de sus canciones tristes y que algunas expresaban su perdida de fe y una extraña relación con el diablo. Es entonces cuando mucha gente empieza a sospechar de Robert Johnson y su extraordinario talento. Se creía que Johnson en uno de esos momentos en los que se marchaba y desaparecía durante algún tiempo realizó un pacto con el diablo. Cansado de no lograr dominar su pasión y no ser valorado decidió acudir al cruce de caminos que forman actualmente la autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Misisipi) y llegar a un pacto con el mismísimo diablo. Él le vendería su alma a cambio de conseguir ese ansiado talento que tanto buscó. A partir de entonces Robert Johnson solo tenía que agarrar su vieja y destartalada guitarra y hacerla sonar como jamás nadie hubiera podido. Durante varios años estuvo tocando por todo el sur de Estados Unidos, nunca quedándose en el mismo lugar más de dos días. Se dice de él que las grabaciones de sus canciones las hizo de cara la pared, según algunos para que nadie pudiera ver sus ojos poseídos mientras tocaba y otros solo porque la acústica era mejor. 


Su muerte le llegó a la edad de 27 años un 16 de agosto de 1938. Tras haber estado flirteando con la mujer del dueño de un bar donde había estado tocando Robert Johnson se marchó del mismo sin más. Dejó su guitarra, abandonó el concierto ante la incredulidad de la gente, cruzo la puerta y no volvió. Se dice que estuvo tres días vagando y delirando hasta que falleció. Los motivos de su muerte no terminan de estar claros ya que tampoco hubo autopsia. Según algunos murió de neumonía o sífilis, aunque la supuesta causa más extendida de su muerte fue la del envenenamiento por estricnina. Se especula que el dueño del bar celoso por el coqueteo que mantuvo con su mujer, envenenó una de las botellas de whisky que estaba tomando Johnson, que a su vez no hizo caso de la advertencia de un músico que le acompañaba y que le aconsejó jamás beber directamente de una botella con la etiqueta rasgada o arrancada en un bar, ya que nunca sabía si alguien podría haber metido algo en ella. Existen tres tumbas en lugares distintos en las que se asegura están los restos mortales del "Abuelo del Blues".


Para quienes creen en la leyenda de la maldición sea cual sea la forma de su muerte, están convencidos de que el diablo se cobró su alma aquel mismo día a la edad de 27 años. Un mito de la música del que solo existen dos fotografías, que a inspirado y marcado a otros grandes músicos contemporáneos y que a día de hoy es considerado por muchos expertos el más grande guitarrista y cantante de Blues.

Comentarios