El Carnicero de Plainfield, Ed Gein.

¿Que relación tienen Psicosis, La Matanza de Texas y El Silencio de los Corderos con Ed Gein? Tal vez muchos no lo sepan pero el nexo de unión que tienen Norman Bates, Jadidah Sawyer (Cara de Cuero) y Buffalo Bill, los tres peligrosos villanos de esas obras que han marcado una época es que fueron inspirados por el mismo Ed Gein, el Carnicero de Plainfield. Puede que hoy las veas de otra manera sabiendo que aquellos crímenes que hacían estremecerse a millones de personas delante de la pantalla tienen una base muy real.


Ed Gein nació un 26 de agosto de 1906, era un niño introvertido e inseguro maltratado por su padre alcohólico que también maltrataba a su hermano. Fue un niño sobreprotegido por una madre con fuertes convicciones religiosas que impedía que el pequeño Ed se relacionara con otros niños de su edad por miedo a que pudieran pervertir la moralidad de su hijo. La relación de sus padres era profundamente tormentosa que habitualmente lo atrapaba en mitad de esas violentas discusiones hasta la muerte de su padre, de la cual su propia madre no escondía su alegría y así se lo transmitía al pequeño Ed. Durante practicamente treinta y nueve años tuvo una férrea educación y control por parte de su madre que mezclaba severos castigos para que jamás cayera en el pecado de convertirse en su padre.


Tras la muerte de su madre en 1945 Ed Gein quedó solo en el mundo viviendo en la granja familiar obligado a sobrevivir por su cuenta ofreciendo pequeños trabajos. En poco tiempo se ganó la reputación de manitas entre los vecinos de Plainfield, pero pese al reconocimiento de su buen trabajo su extraña personalidad hacía desconfiar a la gente que evitaba cruzarse con él a no ser que fuera necesario. De aspecto enclenque, de baja estatura, rubio, ojos azules y mediana edad Ed Gein se caracterizaba por ser un hombre esquivo y muy poco hablador que cuando alguien entablaba alguna conversación con él, en ocasiones empezaba a reír de forma nerviosa o hacía comentarios muy poco apropiados.

El 8 de diciembre de 1954 un granjero de Plainfield entró en la Taberna de Hogan para echar un trago, pero lo que encontró no era precisamente lo que venía buscando. En la taberna no había ni rastro de la dueña Mary Hogan pero había un gran reguero de sangre en el suelo. Al llegar al lugar del crimen el Sheriff comprobó que el dinero de la caja registradora y el resto de cosas de valor seguían allí, por lo que el móvil no podría haber sido el robo. Al investigar un poco más a fondo determinó que existían muestras de violencia de como alguien había entrado allí, forcejeado violentamente con la dueña y luego arrastrado el cadáver hasta un vehículo que pudo haber estado aparcado frente a la taberna. No existían testigos que pudieran corroborar las suposiciones del Sheriff aunque el posterior examen forense del lugar le daba la razón. Alguien había cometido supuestamente un asesinato y el cuerpo de Mary Hogan estaba desaparecido.

Un tiempo después Ed Gein reconoció intencionadamente o no al dueño de un aserradero que le habría preguntado por Mary Hogan, contestando entre una sonrisa extraña y con los ojos casi en blanco: “No está desaparecida, ella está en la granja”. El dueño del aserradero pensó que era otra locura del raro de Ed Gein y no le dio más importancia.

Pasaron unos años hasta que otro asesinato similar puso en alerta a las autoridades. El 16 de noviembre de 1957 era asesinada de un balazo con una escopeta de caza Bernice Worden la dueña de la ferretería del pueblo. Igual que sucedió en diciembre del 54 se descubrió el suelo encharcado de sangre, el dinero intacto en la caja registradora y el cuerpo de la víctima arrastrado hasta un vehículo. De nuevo en el punto de partida pero esta vez con una posible pista, el libro de cuentas de la ferretería tenía anotado el último cliente atendido en ese día, su nombre era Ed Gein. 

Rápidamente una pareja de policías interceptó a Ed Gein y lo arrestó para interrogarlo, de mientras otra pareja se desplazaba hasta la granja familiar de los Gein para registrarla en busca de pruebas. Cuando accedieron a la casa se encontraron por sorpresa un cuerpo desnudo de mujer, decapitado, colgado bocabajo del techo por un pie a través de un gancho y el otro a través de un alambre conectado a una polea. El cuerpo presentaba una gran incisión que iba desde el pecho hasta la base del abdomen dejando ver las vísceras. Pero si aquella imagen obligó en un primer momento a los agentes a salir a la carrera de la casa mientras pedían refuerzos, no sería la única que dejaría de piedra a aquellos hombres. Entre gran cantidad de basura, mal olor, excrementos y todo tipo de senseres domésticos tirados por cualquier sitio sucios y restos de comida, los agentes encontraron gran número de cráneos unos completos y otros abiertos a modo de cuenco y que podrían haber sido utilizados como platos o tazas. Metida en un armario encontraron una caja con la cabeza de Bernice Worden. Al subir al piso de arriba ese festival de los horrores continuaba en la misma habitación de Ed Gein. Rodeando la cama se encontraron más calaveras, dentro de su armario había un chaleco hecho con piel humana y un cinturón confeccionado nada más y nada menos que con pezones de sus victimas. También se descubrió bien ordenadas máscaras humanas que eran la misma cara de algunas de sus víctimas que Ed Gein había arrancado cuidadosamente incluso con el pelo y que parecía tener preparadas para probarse frente al espejo. La piel de sus víctimas parecían no ser solo utilizadas para ropa o máscaras, también se encontró piel humana en pantallas de lámparas, mangos de cuchillos o muebles. Pero dentro de tanto horror y locura psicópata una habitación parecía mantenerse al margen, esa habitación era la de la madre de Ed Gein que se había mantenido ordenada e intacta desde su muerte ya que fue sellada con tablones de madera por su hijo.



Una vez acusado e interrogado Ed Gein reconoció que los restos humanos esparcidos por la casa eran de nueve personas, aunque la mayoría eran cadáveres desenterrados del cementerio por el mismo. Reconoció haber asesinado a Bernice Worden aunque decía no lograr recordar a las otras víctimas. También explicó que decidió tapiar la habitación de su madre al morir esta y que durante el año después de su muerte contactaba con él antes de dormirse. Fue a partir de entonces cuando reconocía que empezó a aficionarse por la anatomía incluso por los cambios de sexo, algo que incluso llegó a plantearse realizarse a si mismo aprovechando las partes mutiladas de sus víctimas.

Ed Gein fue condenado por el asesinato de dos personas aunque al ser diagnosticado como un enfermo mental se decidió ingresarlo en un internado médico donde permanecería en una unidad de psiquiatría hasta los 68 años, siendo un recluso modélico hasta el fin de sus días. El 26 de julio de 1984 debido a una insuficiencia respiratoria murió Ed Gein y con él uno de los asesinos más terribles de la historia de Estados Unidos y algunos misterios que escondía su oscura personalidad. A petición propia fue enterrado junto a su madre en el mismo cementerio de Plainfield, del cual había estado profanando tantos cuerpos tiempo atrás.

El caso de Ed Gein es sin duda uno de los casos que más interés despierta entre los criminólogos por lo complejo de su personalidad criminal. Los médicos dictaminaron que sufría de Complejo de Edipo debido a la influencia que mantuvo su madre en él desde bien pequeño y que explicaría porque sus victimas guardaban ciertos rasgos parecidos con ella. 

Ed Gein es sin duda uno de los asesinos en serie más terribles conocidos y que incluso hoy sigue impresionando por lo macabro de sus crímenes dignos de cualquier película del género Gore.

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