Rudolf Fenz, viajero en el tiempo.

En su novela "Caballo de Troya" (1984) J.J. Benitez cuenta al principio de ella como una expedición arqueológica desentierra en tierra santa un manuscrito que levanta todas las sorpresas ya que resulta ser el manual de instrucciones de una cámara de vídeo actual, algo imposible en una época en la que pudo vivir Jesús de Nazaret. Con esto se inicia un historia que a dado la vuelta al mundo vendiendo millones de libros. El propio J.J. Benitez aseguró en su momento que la misma esta basada en una historia real, correspondiente a una serie de expedientes secretos que llegaron de forma anónima a sus manos.

Durante años se ha especulado con la posibilidad de viajar en el tiempo. Algunos grandes científicos han intentado indagar en ello para descifrar los secretos del espacio/tiempo, algunos aseguran que hoy por hoy con nuestra actual tecnología como mínimo es imposible otros, tal vez los más locos y soñadores, aseguran que si lo sería aunque aún nadie lo haya consiguió o tal vez si. Ejemplos han ido apareciendo desde hace tiempo, algunos de ellos han sido fraudes bien elaborados pero otros no tienen una explicación coherente o al menos eso parece.



Uno de esos posibles viajeros en el tiempo tiene el nombre de Rudolf Fenz. Fue en 1950, justo en plena 5ª avenida de Nueva York, sobre las 11:30 cuando un hombre visiblemente desorientado fue visto caminar de forma errática. Vestía de forma extraña, diferente a los demás, como si alguien vestido elegante del pasado hubiera a salido a pasear por el futuro con su levita negra, sus zapatos con tacón y hebilla y un gorro negro y grande. Bien daba la sensación de pertenecer a una época anterior que no se correspondía con la de entonces. Ese hombre empezó a caminar por la carretera y un vehículo que no pudo evitarlo lo arroyó. Rápidamente algunos transeúntes se acercaron para intentar ayudar y prestar auxilio. Cuando la policía llego el hombre ya estaba muerto. Al registrar sus bolsillos en busca de una identificación que les dijera quién era, los agentes encontraron monedas y billetes en perfecto estado fuera de circulación hacía ya mucho tiempo, unos recibos por el pago del cuidado de unos caballos, unas tarjetas a nombre de Rudolf Fenz y una carta que iba dirigida al mismo Rudolf Fenz con el matasellos que indicaba el año 1876. 


Las monedas no estaban oxidadas, el papel de las tarjetas, los billetes y la carta no estaba amarillento o en mal estado para el tiempo que parecía tener. Como para las autoridades Rudolf Fenz era un auténtico desconocido, pues no tenían registros de él en la ciudad, decidieron iniciar una investigación con el fin de conseguir identificarlo y así poder contactar con su familia. Se indagó entre los inmigrantes de Centro Europa, Alemania y Austria que pudieran tener el apellido Fenz pero los esfuerzos no obtuvieron resultado. 

Justo cuando la investigación iba a ser cerrada, apareció un listín de teléfonos de 1939. En ese listín encontraron el nombre de Rudolf Fenz Júnior, al que llamaron para conseguir averiguar que estaba pasando. El teléfono lo descoló la viuda de Rudolf Fenz Júnior que explicó a los agentes que aquel hombre era el padre de su marido, al que se le perdió la pista en 1876 una mañana que salió a pasear por el campo, como otras veces había hecho. Tras buscarlo y no dar con él se le dio por desaparecido oficialmente. Más tarde se pudo comprobar registrando la documentación sobre desaparecidos oficiales de aquella época que su nombre constaba entre los desaparecidos de 1876. 


Después de 74 años desaparecido Rudolf Fenz volvió en 1950 igual que desapareció en 1876. Nadie a podido explicar aún como Rudolf Fenz pudo llegar hasta un año que no se correspondía con su época y donde demonios había permanecido tanto tiempo sin afectarle ni un mínimo el paso del tiempo. Muchas han sido desde entonces las teorías, unos lo consideran un fraude, otros una prueba inequívoca de que los viajes en el tiempo son posibles, tal vez no realizados por el ser humano o simplemente por culpa de una brecha entre dimensiones que permita de forma accidental viajar entre dimensiones o tiempo. Lo cierto es que esta misma historia hay quién la desacredita por no existir documentación física que corrobore que Rudolf Fenz exitió, así como se asegura que la historia varía dependiendo de donde se cuenta. Que la misma sea muy poco conocida en Estados Unidos y que se le impute la autoría a un escritor español de ciencia-ficción que vivió hace ya unos cuantos años restaría credibilidad al suceso. Sea como sea el caso de Rudolf Fenz no sería el único caso viral, existen otros también extraños y sorprendentes que son y serán por el momento un misterio sin resolver.

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